Cómo mantener el brillo de la joya bañada.

La fricción constante de su joya bañada con objetos duros o cuando se realizan actividades pesadas con herramientas, trabajos de mecánica, electricidad, etc., pueden producir desgastes. Evite usarlas durante las actividades. También hay desgastes de la piedra cuando se usan con otras piezas, como brazaletes, relojes o pulseras.

El contacto de su joya bañada con sustancias químicas produce alteraciones y deterioros. Por eso, se recomienda a las personas que trabajan en hospitales, clínicas, laboratorios, consultorios y salones de belleza, tener cuidado con mercurio, yodo, soda cáustica, líquidos para tintura, líquidos para permanente, acetona, agua oxigenada, cloro, etc.

Las cremas, lociones bronceadoras, lociones, perfumes y aceites no deben utilizarse en contacto directo con las piezas, se infiltran en los espacios entre las piedras y la base del baño, en las cadenas y en los pendientes, dejando las piezas opacas y causando deterioro. Lo mejor es no usar la joya bañada cuando esté en contacto con estos productos.

Lave su joya bañada solo con agua y champú neutro. No intente dar brillo utilizando esponja de acero o cualquier tipo de abrasivo como pulidores, pasta de dientes, etc. Lo ideal es usar una franela apropiada para joyas. Procure no bañarse con su joya bañada, lavar platos o tomar baño de piscina, para que la pieza no quede opaca y pierda su color de origen.

Para preservar el brillo, la plata exige ciertos cuidados. Las piezas raramente utilizadas deben ser limpiadas inmediatamente después del uso y guardadas en lugar seco y envueltas en papel toalla. Las piezas en uso sufrirán oxidación normal y pueden, eventualmente, necesitar pulido en pulidora.

La plata es particularmente sensible al azufre y al cloro. Estos elementos se encuentran en la composición de variados productos de uso doméstico como el agua sanitaria (contiene cloro), polvos antisépticos (contienen azufre), las colas blancas (contienen azufre), el agua oxigenada cremosa (contiene azufre).